“Superman. El Hombre de Acero” me pareció mucho mejor que el remake del 2006, entre otras cosas por el casting y el manejo de los flashbacks para contar una historia más que conocida. Y cuando uno tiene ideas atravesadas en la cabeza y el corazón, frases o situaciones aisladas de repente impactan en forma especial. Así me pasó con una escena de esta película.
Por consideración a quienes aún no la han visto me limitaré a decir que casi a la mitad de la trama el protagonista, Henry Cavill, tiene un diálogo con un sacerdote en el que se menciona la importancia de dar un “salto de fe”.
Esa pequeña frase retumbó en mí como un gong pues mi proyecto de la Trastienda que les estoy presentando en este sitio web y en este primer blog ha sido, desde el inicio, una gran acrobacia con triple vuelta en el aire.
¡Cuánto miedo da arriesgarse a probar algo nuevo! Pero también es fascinante sentir más despierto el corazón y más grande la sonrisa porque ese cambio significa dedicarme desde ahora a lo que más me gusta del trabajo en Comunicación.
Justo al cumplir 13 años de trayectoria laboral se me clavó la espinita de independizarme y dedicarme a un área puntual del proceso de comunicación interna, de marca, institucional y de cualquier tipo: el diseño estratégico de mensajes.
¿Qué significa eso en el mundo real? Después de repasar los distintos proyectos y actividades profesionales en los que he tenido la bendición de participar, identifiqué el momento exacto que una y otra vez he disfrutado más: me refiero al espacio creativo, analítico y hasta “chiripesco” (léase “de chiripa”) en el que se eligen las palabras para dibujar una idea, para proyectar significados en la mente de los públicos.
Así que hoy, por fin, tengo el gusto y la alegría de saludarlos desde la Trastienda. Aquí estaré para compartir ocurrencias y experiencias sobre el poder cotidiano de las palabras y los mensajes. ¡Aquí los espero!
